No había luna. El blanco horno de la galaxia ardía en el cielo. Los pájaros dormían. Shalimar el payaso subió por la colina boscosa hasta Khelmarg y escuchó correr el río. Quería que el mundo permaneciera congelado como estaba en aquel momento, en que estaba lleno de esperanza y nostalgia, en que era joven y estaba enamorado y nadie lo había decepcionado y nadie que amara había muerto.
miércoles, marzo 15, 2006
Shalimar el payaso.
Salman Rushdie, siempre genial, convirtiendo una historia particular en la explicación de todo un universo. Imprescindible. Si Hijos de la medianoche se enmarcaba e iluminaba la India y Vergüenza Pakistán; Shalimar parte de Cahemira como Paraíso y retrata su metamorfosis en infierno.
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