Hace exactamente 140 años David Livingstone, en las proximidades del lago Nyassa, hablaba con un líder local llamado Kaouma y anotaba en su diario.
Hasta Kaouma jamás habían llegado árabes ni mercaderes portugueses. Le aconsejé que rechazara las tentativas que le hicieran con respecto a la trata de esclavos, que tenían como resultado la guerra y la despoblación.
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