Dedicado, sin rencor, a esa generación de profesores universitarios que nos despreciaba por no haber nacido a tiempo para derribar todas las dictaduras y construir un mundo mejor y justo, como hicieron ellos, sin duda.
Epigrama
Después de impresionar a las muchachas con nuestro ingenio;
después de quemar lirios, enterrar nubes e incendiar templos;
después de degollar vacas sagradas y asesinar dioses;
después de escribir sin mayúsculas y sin signos de puntuación;
después de dinamitar museos y bailar en los cementerios;
después de perseguir la gloria y soñar que nos acostamos con ella;
después de pelear con dragones, imperios y quimeras;
de gemir porque publiquen nuestro nombre en los periódicos
y de reunirnos por la madrugada para derribar pirámides,
¿qué nos queda?
un sillón en la academia
y una chequera.
Pedro Shimose (Bolivia, 1940)
No hay comentarios:
Publicar un comentario