La primera comida del año 2008 trajo consigo un regalo inesperado: una cafetera napolitana poseedora de un sistema, infrecuente por estos lares, que consiste en voltear la cafetera una vez el agua entre en ebullición. Es casi un proceso alquímico y actualmente se encuentra en un rincón de la cocina. No se usa con frecuencia para hacer café, pero constantemente hace memoria y ofrece imágenes de hospitalidad, amistad, comida y sorpresa... Y no hace falta ni darle la vuelta.
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