En estos días recomiéndase acudir a una librería y buscar entre las ediciones de bolsillo la gruesa novela de Orhan Pamuk El Libro negro. En caso de no querer o poder comprarlo, disimuldamente léase el segundo capítulo y prepárese para experimentar un golpe literario similar a un navajazo luminoso.
Una vez cerrado y devuelto el libro a su estante, comprimido entre otros muchos libros de calibres diversos, sálgase a la calle y compruébese que el mundo ya no es el mismo, aunque no se pisen los suelos de Estambul y el Bósforo no suene más que a eco lejano.
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