Sorprende, engancha, entretiene y nos presenta un catálogo de bichos de peluche que harían las delicias del mismísimo Bogart.
Va un fragmento:
Tom - Tom Corneja se arrodilló y metió las plumas de las alas en la abertura. Hurgó tan hondo como pudo y fue sacando el relleno de la llama con tal encarnizamiento que hizo que Sam Gacela apartase la vista. Tanto zarpazo y tanto tirón en las entrañas de la llama prosiguieron hasta que casi todo el algodón de su relleno yacía amontonado en la acera junto a su dueño (...)
El cielo aún estaba lejos de aparecerm estrellado, pero aquí y allá se atisbaba la luz de la luna por las grietas del manto de nubes.
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