El contexto es el diálogo entre un funcionario ruso y un líder rebelde de una imaginaria república caucásica:
- Nunca podré comprender cómo es que en otros países la gente se gana bien la vida. ¿Por qué nosostros somos incapaces de hacerlo?
- ¿Sabes cuántos habitantes tiene ahora mismo esta República?
- Dos millones y medio.
- ¿Y sabes cuántos se han marchado de aquí?
- Eso no lo sé.
- Medio millón de personas. Medio millón en quince años (...) Te lo explicaré. Ese medio millón de personas eran quienes querían trabajar en lugar de dedicarse al pillaje y a los asesinatos (...) Supongamos que de ese millón de personas hay cien mil que ganan dos mil dólares al mes. (...) Dos mil dólares al mes son venticuatro mil dólares al año. Hay un criterio universal que dice que los empleados cobran alrededor de una quinta parte de las ganancias que consiguen para la empresa en la que trabajan. Supongamos incluso que no sea una quinta parte y calculemos que es la cuarta parte. Ello significa que una persona que gana dos mil dólares al mes genera al menos cien mil dólares de ganancias cada año. Multiplica cien mil dólares por cien mil personas y obtendrás un resultado muy interesante. A saber, que las personas que huyeron de la República generan un rédito de diez mil millones de dólares. En cambio, la República apenas recibe de Rusia dos mil millones cada año. (...)
Ahora te ruego que e respondas a una pregunta. ¿Cómo se explica que Aslánov [el presidente de la República] y sus hijos prefieran los dos mil millones de las asignaciones presupuestarias que reciben de Moscú en lugar de los, como mínimo, diez mil millones que podrían recibir si no hubieran obligado a toda esa gente a marcharse de aquí? (...)
Yo te lo diré: esos dos mil millones van a parar directamente a las manos de Aslánov (...) En cambio, los diez mil millones no podría repartirlos entre los suyos para granjearse adhesiones y afectos. Porque ese dinero la gente lo ganaría por sí sola. Por tanto, el presidente prefiere disponer de dos mil millones y repartirlos personalmente antes que gobernar un país con diez mil millones de dólares dando vueltas por ahí, sin que él pueda mandar sobre ellos.
(página 403 y siguientes. Libro editado por Los libros del lince)
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