Tomé el libro de Dubravka Ugresic de un estante remoto de la biblioteca, debido a que la clasificación se hace en función del apellido de los autores. El museo de la Rendición Incondicional debería ser estudiado en los institutos, unkiversidades y hasta en los Parlamentos como un manual del exilio.
La autora novela su propio exilio de una Yugoslavia agonizante y de una Croacia poco hospitalaria hasta un Berlín que se convierte en un espejo de los últimos cincuenta años de la historia de un siglo XX europeo especialmente problemático y febril, que diría el tango.
El lenguaje está lleno de magia, y la grandeza de su prosa es que esa magia no hace palidecer ni un ápice lo terrible y cruel de la situación de quien pierde no sólo su casa y su entorno, sino también su pasado y su futuro.
Necesaria novela en estos tiempos turbulentos. Para entender lo sucedido y para comprender lo que jamás sucedió (decía Sabina que no hay nostalgia peor que ésta, añorar lo que nunca jamás sucedió).
Para terminar, dejamos constancia de un consejo de viejo, dicho a Pérez Reverte por su abuelo:
Arturito, aprende francés, que en esta vida los españoles siempre tendremos que exiliarnos en alguna ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario