¿Cuál es el momento de mayor pereza antes de ponerte a escribir el guión?
Nunca he sentido pereza, pero siempre me cuesta una semana o dos encontrar el tono. Recuerdo que, a causa de esa dificultad, una vez en Roma convertí en aviones de papel casi quinientos folios. Fue estupendo: me habían dado una habitación en el último piso del Hotel Ambasciatori, y uno de aquellos modelos estuvo en el aire diecisiete minutos de reloj, planeando entre las golondrinas que al atardecer volaban sobre la parte baja de Vía Veneto.
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