sábado, mayo 05, 2007

El zaguán de Salman (II)

Todo el mundo era ahora americano, o al menos estaba americanizado: indios, iraníes, uzbekos, japoneses, liliputienses, todos. América era el terreno de juego del mundo, su reglamento, árbitro y balón. Hasta el antiamericanismo era un americanismo disfrazado, al admitir, como admitía, que América era el único juego de la ciudad y la cuestión americana el único negocio al alcance; y por ello, como todo el mundo, Malik Solanka recorría ahora sus altos pasillos con la gorra en la mano, como un suplicante en aquella fiesta, pero eso no quería decir que no pudiera mirar a la cara. Arturo había caído, Excalibur se había perdido y el siniestro Mordred era rey.
(Salman Rushdie, Furia).

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