miércoles, abril 30, 2014

Tarrou.

De la imprescindible novela La peste recuerdo de una forma especial el personaje de Tarrou. Acompañaba al dr. Rieux en la desigual lucha contra la epidemia que había aislado Orán, trasunto de la epidemia que asolaba el siglo XX en la época en la que la obra fue escrita.
Tarrou, personaje camusiano en todas y cada una de sus manifestaciones, aspiraba a pasar por la vida sin causar daño. Su vida había experimentado un cambio radical a partir del momento en el que asistió al dictado de una condena a muerte por parte de su padre, juez. Después de aquello no pudo seguir conectando con la vida ordenada que tenía prevista.
Hoy se puede escuchar en la radio que una ejecución en Estados Unidos, a causa de algún problema en la inyección letal, se saldó con una agonía de cuarenta minutos para el reo. Cuarenta minutos.

domingo, abril 27, 2014

Los estereotipos del mal.


Me llama la atención sobre la serie Breaking Bad determinadas críticas vertidas sobre la supuesta dulcificación de la espiral de corrupción moral del protagonista en los capítulos finales, hecho que según los críticos resta potencia a la serie, magistral relato de la degradación psicológica de una persona normal.
Es curioso el estereotipo del mal como algo, si no estable, sí siempre en continuo avance una vez iniciado, estereotipo que niega, y hasta considera molesta, la posibilidad de una redención.
Quizá lo más terrible sea, precisamente, la cantidad de matices que puede existir dentro del mal, la gradación del horror que hace que, en determinados momentos, Walter White pueda convertirse en un espejo.