jueves, mayo 07, 2009

La singularidad de un cerdo.


Cuando se habla de globalización, aldea global y papel de los media a la hora de articular todo el lenguaje resultante de esa mezcolanza absoluta, con frecuencia olvidamos que el abecedario de dicho lenguaje se compone de imágenes, y que esas imágenes tienen la cualidad de erigirse en símbolos y hasta de convetirse en síntesis tanto por lo que muestran como por lo que esconden.
Con toda esta introducción (orientada a captar la atención de Daniel) no pretendo más que dejar constancia de mi asombro por la noticia-imagen de estos días de expansión de una de esas plagas bíblicas que cada dos o tres años se instalan en nuestras pantallas para atemorizarnos: el cerdo de Kabul.
Tiene todo lo preciso para hacer correr ríos de tinta, analógica o digital, empezando por su carácter de único artiodáctilo (Sus scrofa domestica, concretamente) en Afganistán. El bicho permanece en cuarentena en el zoo de la capital por si acaso y así lo que nos queda en la retina de uno de los puntos más conflictivos del planeta, con sus matanzas obra de talibanes, caciques locales o bombardeos estadounidense es este simpático animal vagando por un rincón de un zoo desolado como un alma en pena, como el propio país.
En fin, desde aquí emplazo a Daniel a que, cuando el año esté llegando a su fin y comiencen a bombardearnos las televisiones con los mejores momentos, haga algo un poco distinto y, con el corel draw y paciencia, elabore un mapamundi en el que la superficie de los países esté ocupada por la imagen que legó al año saliente. En Afganistán no habría duda, muertos los hay a patadas en cualquier parte, pero ese cerdo solitario y singular...
(Reconozco, Daniel, que es una idea bastante similar a la Entropa de Cerny en Bruselas, pero ya sabes que en el zoco todo es de segunda mano).

1 comentario:

Daniel Basteiro dijo...

Atención conseguida. El cerdo es el centro cultural del mundo moderno. Desborda cualquier mapa con corel draw. Un abrazo.