jueves, enero 19, 2006

Tic-tac.



Una de las ventajas de hojear un suplemento dominical atrasado, de esos que quedan olvidados en las estanterías o en las mesas, es que puedes reencontrarte con cosas que en su momento te llamaron la atención, luego las olvidaste y al hojear el suplemento las recuerdas al instante. Para muestra un botón. Se trata de un pequeño texto de Bernardo Atxaga:


Encontré una definición de la soledad en un pueblecito de Castilla, cuando fui a pedir un despertador a mi vecino de entonces, un anciano viudo y sin familia. "¡Pero cómo! ¿No tienes despertador?,"exclamó él atónito. Entró rápidamente en casa y volvió con un aparato grande y de color plateado. Dijo entonces, poniéndomelo en las manos: "¡Amigo, cómprate un despertador!¿No ves que hace mucha compañía?."Esta vez fui yo el que se quedó atónito. Su percepción me pareció extrañamente poética. Pensé que, de haberla escrito para un diccionario, el anciano se hubiese expresado más o menos así: "Soledad: situación en la que hasta el tictac de un reloj se convierte en compañía. Sentimiento de quienes se hallan en tal circunstancia."

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