domingo, diciembre 03, 2006

Condenas.


Doce años después de aquellas imágenes que conmovieron a Occidente de ancianos, hombres, mujeres y niños asesinados bien de uno en uno por los francotiradores cuando salían a buscar alimentos, bien al por mayor por los obuses arrojados sobre los mercados, casi nadie se acuerda de Sarajevo ni de los años de una guerra demasiado cercana a Europa.
Estábamos acostumbrados a ver la muerte en otros continentes y podíamos seguir comiendo con negros o asiáticos muertos sobre las aceras de ciudades desiertas en la India, Congo o Nicaragua. Pero tardamos algo más en digerir la muerte a una hora de avión, en la convulsa espalda de Europa que siempre han sido los Balcanes, aunque tampoco costó demasiado, un par de meses y la indiferencia occidental buscó otros lugares para escandalizarse, cada vez con menor capacidade de sorpresa, o, lo que es peor, de responsabilidad.
Esta semana, con apenas eco informativo, han condenado a cadena perpetua al responsable serbio del asedio a Sarajevo, Stanislav Galic. Murieron 10.500 personas en los tres años de cerco por la muerte vomitada desde las colinas y las calles de la capital de Bosnia -Hercegovina.

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