lunes, diciembre 11, 2006

Espacios.



Entre los espacios creados a los que pude regresar, escojo sin duda el brillo que rodea el Museo de Arte Romano de Mérida, obra de Rafael Moneo. La sencillez de sus formas y la claridad de sus volúmenes se convierte por sí mismo en un lugar de visita, aunque todas sus vitrinas estuviesen vacías. Imprescindible.

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