domingo, abril 27, 2008

Sobre centenarios y nombres.



Es noticia en estos días el trabajo del historiador J. M. Aparisi sobre la identidad de los fusilados en el famoso cuadro de Goya. Es aún más noticia, si cabe, dado el bicentenario que se cumple este año.
Sin embargo, a pesar de que siempre es necesario (y netamente un trazo humano) buscar los nombres de las cosas, pienso que el anonimato confería cierta fuerza y carga simbólica a la escena.
Sí seguirá vigente el desconocimiento de los verdugos, reducidos a una máquina de matar en una suave diagonal y con las caras sustituidas por las armas en lo que concierne al protagonismo.

Aún así, de la obra de Goya sobre la guerra, en el zoco se prefiere la serie de grabados Los Desastres, donde en ocasiones es difícil discernir si los muertos son de uno u otro bando.

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