lunes, marzo 15, 2010

Amberville.

Por encima de que su final no esté quizá a la altura del resto de la novela, lo cierto es que Amberville es una lectura muy recomendable, especialmente porque estamos ante una novela negra, negrísima, protagonizada por muñecos de peluche.
Sorprende, engancha, entretiene y nos presenta un catálogo de bichos de peluche que harían las delicias del mismísimo Bogart.
Va un fragmento:
Tom - Tom Corneja se arrodilló y metió las plumas de las alas en la abertura. Hurgó tan hondo como pudo y fue sacando el relleno de la llama con tal encarnizamiento que hizo que Sam Gacela apartase la vista. Tanto zarpazo y tanto tirón en las entrañas de la llama prosiguieron hasta que casi todo el algodón de su relleno yacía amontonado en la acera junto a su dueño (...)
El cielo aún estaba lejos de aparecerm estrellado, pero aquí y allá se atisbaba la luz de la luna por las grietas del manto de nubes.

Y también hay un vídeo muy bien hecho que capta a la perfección el ambiente de la novela, si bien está en inglés:

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