sábado, marzo 06, 2010

¿A ti cómo se te dice adiós?

Jamás pude verlo, aunque seguro que andará en algún servidor de Internet, susceptible de ser descargado; pero aún no he tenido la tentación de hacerlo.
Me habló de él M., que ahora está en Inglaterra con un pie en la música y otro en la comida macrobiótica o algo así (de él nos despedimos tirándonos la nieve posada sobre los coches) Se trataba de un corto compuesto de varias historias solamente sobre despedidas, breves momentos para los que debería existir alguna preparación académica o cultural. No la tenemos y las despedidas nos salen más mal que bien.
(Bien es cierto también que estamos condicionados por el cine, donde sí nos encontramos despedidas perfectas, pero curiosamente eso tampoco nos sirve de enseñanza, simplemente acentúa la pequeña frustración de no saber decir adiós aunque tengamos noche, niebla y elevados principios morales en un aeródromo de Casablanca.)
Lo que nos salva es el hecho de que pocas veces es un auténtico adiós, sino un hasta luego. Nos despedimos de personas que volveremos a ver, confiados en el reencuentro, un auténtico bálsamo para nuestros pequeños fracasos en las despedidas. Decir adiós para siempre se hace en contadas ocasiones y, aunque salga mal, puede repetirse una y otra vez en nuestra mente, añadiendo y quitando imágenes o palabras hasta dejarlo más o menos como hubiésemos querido.
Reconforta saber que la mayor parte de las veces las despedidas no son tales y podemos permitirnos ser torpes y poco inspirados. En mi caso hoy fue un hasta mañana.

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