jueves, agosto 10, 2006

-35. Barón Rojo.


Manfred von Richthofen (2_V_1892 - 21_IV_1918) murió a los 25 años de edad en las proximidades del río Somme, al norte de Francia. Había nacido en Breslau, actual ciudad polaca de Wroclaw y tras un fugaz paso por la caballería se convirtió a partir de 1916 en el referente alemán de la guerra aérea durante la I Guerra Mundial.
Su apodo proviene de que pintaba de rojo los aviones que pilotaba, y su unidad se denominó el Circo Volante porque sus compañeros también decoraban sus aviones con colores llamativos. El avión más mítico que se le asocia, el Fokker Dr I, lo pilotó desde 1917, también pintado de rojo.

Su muerte es ahora causa de controversia. Durante años, la versión oficial la atribuía a un piloto canadiense de la RAF, Roy Brown. En la actualidad se apunta la posibilidad de que hubiese sido un soldado de infantería australiano, Evans, con un disparo desde tierra que entraría por el lado derecho del pecho para acabar con la vida de Richthofen en apenas un minuto.
Independientemente de estas dos posibilidades, los agoreros dirían en aquella época que se veía venir su muerte, ya que el barón aquella mañana había vulnerado una de las principales supersticiones de los pilotos alemanes: jamás ser fotografiados antes de una misión. von Richthofen, camino a su hangar, se había encontrado con un perro con el que se entretuvo a jugar, momento en el que un visitante del campo de aviación provisto de cámara quiso llevarse un souvenir del gran héroe alemán.
En fin, mala suerte cuando las balas, las supersticiones y las casualidades se suben contigo al triplano a hacer historia por los cielos de Francia, cuando la guerra aérea no era esa máquina de destrucción sistemática y sanguinaria de hoy, sino la última y caduca versión de los duelos medievales, el último residuo del honor bélico que nunca más existiría y que von Richthofen representaba. Él jamás hubiese bombardeado el Líbano... o quizá sí (uno de sus sucesores en la aviación alemana fue el futuro líder nazi Goering) y mejor para su leyenda haberse encontrado con Brown o con Evans, militares de las colonias británicas que con su participación pusieron el adjetivo "mundial" a la Gran Guerra.

Fue enterrado con todos los honores por los británicos, en un ataud cubierto de flores.

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