viernes, agosto 18, 2006

Arqueología.

Leo S. Klejn cuenta en La arqueología soviética una anécdota referida a los tiempos en que los directores de los centros de estudios arqueológicos eran unos auténticos fósiles que permanecían allí por inercia y por saber trepar, a pesar de su avanzada edad (no era obligatoria la jubilación a ninguna edad):

A veces, a la cabeza de museos y de institutos académicos, y en sus departamentos, se encontraban ancianos asidos tenazmente a sus puestos. (A una señora de estas uno de mis colegas, impertérrito, le dijo en una reunión: "Sostiene la mandíbula muy bien para ser un cadáver.")

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