miércoles, abril 25, 2007

Chocolate.


En estos días en los que se recuerda, brevemente, a las palabras y los libros recuerdo que no hace mucho oí que, entre los actos previos al Congreso de la Lengua española celebrado en Cartagena de Indias, hubo una reunión de escolares para escoger la palabra más linda del idioma.
Hace un año, en una iniciativa similar pero no circunscrita a una edad, se escogió la palabra amor, lo que demuestra que el continente y el contenido se confunden.
Los críos de Cartagena de Indias sí escogieron una palabra realmente bonita, CHOCOLATE. Y ayer leí un poema de Gioconda Belli que le hace justicia.

PLACER DEL CHOCOLATE.

Un cuadrado oscuro de chocolate
tiene para los dientes
el mismo efecto sensual
que el lodo en los pies traviesos de la niñez.
En la lengua, la densa materia oscura
suelta saliva en rojos cauces.
El chocolate se disuelve en dulce espeso fango
cuando lentamente se acarician los bordes
hasta que la tableta en la cavidad cálida
suelta aromas recuerdos y flores
en las distendidas papilas.
Ríos de chocolate
atraviesan encías y resquicios dentales
y el placer - que uno sabe fugaz -
da sus vueltas atrapado en la boca.
Devoro chocolate ahora que no te tengo
para, lícitamente y sin culpas,
abandonarme al erotismo.

Comiendo chocolate pienso en tu piel a mordiscos
pienso en tus piernas
tus pies
pienso en los manjares suculentos
de la vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso poema.
Y, ciertamente, "chocolate" es una palabra mucho más bonita que "amor".

Anónimo dijo...

Chocolaaaate! Agrhhhh!